lunes, 15 de febrero de 2010

LIII

Dulce perspectiva
La de mis lamentos
Huellas de perdido
Mantienen hoy mi mirar

No encuentro salidas
Hoy no encuentro sueños
No siento tus ojos
Sobre mi ansiedad

Miro hacia lo lejos
Pero estoy perdido
Mirar nunca fue fácil
Sin mirar atrás.

Ahora entre susurros
Desde mi indolencia
Descubriendo mundos
Mundos de verdad.

Quisiera tus ojos
Para ver de veras
Quisiera tus llamas
En mi eternidad.

Pondría mi vida
Ante tu presencia
Si eso te bastase
Para perdonar.

Perdonar no es fácil
Ya me lo dijiste
Pero el que perdona
Puede susurrar.

Sin temor a oírse
A que le critiquen
A que si él lo quiera
Quiera de verdad.

Ya no tengo sueños
Ni tengo caricias
Sólo tengo miedo
De la soledad.

5 comentarios:

  1. Precioso David, como todo lo que escribes. Que dificil se hace a veces, perdonarse a uno mismo. Dejar de tener miedo a dicer aquello que sentimos. Vivir sabiendo que aunque herimos, perdonar y perdonarnos, es para lo que nacimos....
    Besos....

    ResponderEliminar
  2. Me parece una clase majestuosa de humildad,ya que lo primero que debemos aprender es saber perdonarnos a nosotros,para poder perdonar a los demás. Sigue escribiendo,ya que además de bello,enseñas. Un besote.

    Elen.

    ResponderEliminar
  3. Muy hermoso este poema,David.
    ¡Felicidades!

    ResponderEliminar